6 de febrero de 2017

Suspensión, suspense y suspenso


           De todo hemos tenido en el finde de los cadetes del CB Fresas.      
       
Comenzaba el fin de semana con partido en casa frente a unos Salesianos Trinidad que venían de apalizar al que, hasta ahora, era el tercer equipo del grupo de la competición IMD, Macasta Azul. Buena planta de los de Don Bosco, que comenzaron adelantándose con un 0-4 en medio del lento despertar de los nuestros. Tan lento que el primer cuarto solo sirvió para empatar esos pobres guarismos en cuanto encajamos mínimamente la defensa.

                El despertador sabatino sonó en ese segundo cuarto, con un parcial de 16-0 que iba poniendo las cosas en su sitio, aprovechando la altura de Pepe en la zona y a un Javi Núñez desatado, mientras iban sumándose activos a la causa. El tercer cuarto siguió por los mismos derroteros, alcanzándose diferencias cercanas a la treintena mientras aparecía un molesto shirimiri que  terminó por impedir la continuación del partido cuando solo se llevaban 44 segundos del último cuarto. El sábado 11 a las 17 h. se retomará ese cuarto  final con una diferencia que debería ser suficiente para vivirlo con relativa tranquilidad.

                La tarde del sábado servía para recibir la visita del CB Marchena en Mendigorría en la cuarta jornada de la Copa Sevilla. La cosa empezaba bien, con un diez a cero de parcial que hacía presagiar el primer partido cómodo de esta segunda fase... Para nada. Una fuerte rotación motivada por el excesivo y desigual castigo en faltas en el primer cuarto (9-0), que afectaba a Javi, Lete y Luis Pedroche –sobre todo- cortó el ritmo del equipo y reactivó a los marcheneros hasta el punto de que dieron la vuelta al marcador para mandar con diferencias de entre seis y diez puntos.

                La reincorporación al juego de los más castigados por las faltas –especialmente un Javi Núñez que actuó como revulsivo-, y un mayor control del rebote –con Arturo soberbio en esta faceta con ocho capturas- sirvió para bordar un tercer parcial (19-11) que restauraba el equilibrio en el marcador. Y con ese equilibrio se llegó al último cuarto, en el que tuvimos varias ocasiones para abrir diferencias, propiciadas por una defensa acertada, que remataba en imprecisiones y malas selecciones en ataque, dilapidando el esfuerzo realizado atrás.

                Jugamos a la ruleta rusa, una vez más, y –una vez más- nos pegamos el tiro, fiándolo todo a un postrer lanzamiento triple, que podía haber entrado del mismo modo que no lo hizo. Nueva derrota casera por un punto (51-52) y a pensar por qué da la sensación de que perdemos lo que los contrarios no serían capaces de ganar sin esa ayudita que les echamos en cada match. Lo mejor, hasta ahora, es que hemos demostrado no ser inferiores a nadie, aunque a la hora de competir la victoria quizás nos falte creérnoslo un poquito más.

                La semana próxima, nuevo partido en cancha de Maristas para recuperar la chispa y la suerte.

José Carlos Cutiño

Delegado de Equipo